lunes, 7 de julio de 2014

HUERTAS DE PATERNA DE RIBERA (CÁDIZ) "LA HUERTA DE VEGUITA"



HUERTAS DE PATERNA

            A través de esta revista, recordaremos en varios capítulos la historia de las huertas de la época de nuestros abuelos en Paterna.  En ella conoceremos la forma de vida, de pensar y de trabajar en la huerta.

            La información ha sido dada por algún familiar o amigo.  Habrá quién pueda ampliarla, o no esté de acuerdo en cómo se cuenta, pero si al final de todo, hemos aprendido de nuestros abuelos, estamos dando un paso hacia el futuro.  Además, podremos comparar si el cambio de la agricultura ha mejorado la subsistencia y calidad de vida (salud) de las personas, o al contrario ha creado la dependencia de las firmas se semillas, abonos y otros productos, olvidando las tradiciones.

            Hoy, países tan avanzados como Alemania, dedican gran parte de la agricultura a la ecológica, que no es más que volver a hacer la agricultura de nuestros abuelos, con la diferencia y ventaja de que estamos mecanizados, lo que hace más humano el trabajo.  Pero las técnicas de cultivo son las mismas.  No se utilizan herbecidas, insecticidas ni abonos químicos, se alternan los cultivos azuzándolas con otros y se abona con estiércol para conseguir un equilibrio biológico del suelo.  Se conservan las semillas y alimentos en botes, en salmuera o desecados de un año para otro, en una economía que hacía subsistir a muchas familias.


            En este número de la revista, vamos a conocer o recordar "LA HUERTA DE Veguita".

            Uno de los que ha conocido esta huerta es D. Fernando Mena, hoy pequeño empresario de Paterna.  Según nos cuenta, cuando era niño estuvo trabajando, por necesidad con el Sr. Veguita.  En su huerta se solían producir todo tipo de frutas y verduras.  Entre los frutales se solían sembrar las verduras.  Las cosechas las llevaban a vender en un puesto que tenían en la Plaza de Abastos.  Como era mucho trabajo para una sola familia, llevaba la huerta con un aparcero.  Poseía cinco vacas suizas, para las que tenían un niño que las llevaba a pastar.  Todas la mañanas llevaban al pueblo las frutas y verdura y la leche su mujer y él mismo.  Nos cuentan que era su segunda esposa.

            En esos años de posguerra, había mucha necesidad en el pueblo; sin embargo ellos no solían pasarla.  Vivían cómodos y tenían luz eléctrica, producida por un molino de viento, quizás el único en muchos kilómetros a la redonda.  También tenían una Aparato de radio, de los pocos que había entonces.  Nos podemos hacer una idea de las posibilidades de esta forma de vida.

            Aparte de todo lo que encierra todo este tema de la huerta no podemos dejar de hablar de sus personajes, por ser también historia.  Esta vez nos lo cuenta un amigo del Sr. Veguita, D. Demetrio Fernández, jubilado ex-Secretario del Ayuntamiento de Paterna.  Nos dice que era un hombre culto, marginado en el pueblo por tener unas ideas políticas diferentes a las que se dictaban entonces.  Era naturista (que no tiene nada que ver con naturalista: el naturista vive la naturaleza y el naturalista la estudia), vegetariano, perteneció a la Federación Anarquista Ibérica.  Este hombre luchó en el bando republicano, estando en la cárcel por este motivo.

            En el pueblo estaba enfrentado al sargento de la Guardia Civil, por defender a los que cazaban a escondida en los cotos para poder comer.  Por su forma de pensar, diferente a la que dictaba.  Era reservado, por lo que el pueblo lo veía como un hombre extraño, pero quien le conocía sabía que era culto y de gran corazón.  Poseía una gran bibliografía de temas políticos y de medicina natural, como el libro del Doctor chileno naturista D. Nicolás Kapo.  Pretendía con La medicina natural investigar como curar la tuberculosis.  A su segunda esposa la llegó a curar.

            Tomaba cada mañana una ducha de agua fría y un zumo de limón, decía que era bueno para estar sano.  Lo había aprendido de unos libros indues.  Había niños en el pueblo que a escondidas solían verlos a los dos bañarse desnudos.  Practicaban el nudismo y el ayuno como forma de purificación física.

            Hay una anécdota que nos cuenta D. Fernando Mena, que demuestra la cultura y el corazón del Señor Veguita:  "Llegué una tarde con las vacas después de pastar por las cañadas, y muy serio se dirigió a mí diciéndome que volviera a salir con las vacas.  Era temprano para volver.  Sin protestar salí de nuevo sin comprender por qué me decía esto cuando todos los días volvía a la misma hora.  Como reproche decidí no volver hasta que no me buscaran.  Anduve la carretera de Alcalá de los Gazules, y no paré hasta que anocheció.  Viendo que no volvía me salieron al encuentro, tardando en encontrarme.  Cuando volvimos yo creí que este hombre se iba a enojar más aún, y ocurrió todo lo contrario, me pidió disculpas por haberme mandado de nuevo a pastar, justificando que había tenido un mal día y lo había pagado conmigo".  Como veréis, un hombre que se rebaja a un niño tiene que ser de mente abierta.  Esto demuestra la grandeza del Señor Veguita.  Si hubiera vivido hoy no estaría marginado: se adelantó a su tiempo.

            Este hombre, presionado por su mujer y su hijo, compró más tarde una pensión en Cádiz.  Después de la muerte de su esposa se fue a Algeciras, a una habitación de alquiler, y allí murió en soledad, pero antes, mientras estuvo en una residencia de ancianos, le nombraron jefe de cocina y pudo hacerse sus propias comidas vegetarianas.

            Esta es la historia de una huerta y sus personajes.  No quiero terminar si antes contarles un proverbio chino:

                        Si quieres ser feliz una hora, embriágate.
                        Si quieres ser feliz un día, mata a tu cerdo.
                        Si quieres ser feliz una semana, haz un bonito viaje.
                        Si quieres ser feliz un año, cásate.
                        Si quieres ser feliz toda tu vida, cuida tu huerto.



                                                                                                          JOSÉ ORTIZ SÁNCHEZ.

REVISTA 20 EL ALCAUCIL (1996)
AUTOR: JOSÉ ORTIZ SÁNCHEZ


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