LA CUNA DE LA PETENERA
Por Francisco Gallo Puerto
Parece que ha quedado definitivamente claro. De la actitud de los Paternas que se disputaban su paternidad -y valga la redundancia –se desprende un tácito acuerdo: el de Ribera sigue organizando, cada vez con más éxito, el Certamen Nacional de cante en honor de la "petenera ", y el otro Paterna se ha callado.
Queda pues establecido, más que por documentos históricos por la marcha de los acontecimientos, que el cante por "petenera" tuvo por cuna a un pueblecito blanco (que se asienta humildemente en una magnífica zona agrícola, que en verano y en invierno parece aplastado por el Sol, y que en invierno, en esos inviernos largos y tristes de la Andalucía rural, ha sabido de paro, de hambre, de escasez y de todo. Este pueblecito vivaracho y despierto es el Paterna de Cádiz; el de Ribera, Rivera o de la Ribera, que nadie se pone de acuerdo al llamarlo.
Parece un tanto lógico que fuera aquí donde naciera la petenera. Este cante serio, grande, llanto del pueblo, quejío del que sufre, saldría un día de la reseca garganta de un paternero o paternera consciente de sus miserias que cantaría en ese tono triste y de lamento que es propio ante males de solución imposible. Seguro que si las circunstancias no hubieran cambiado otro paternero de hoy, gran cantaor jondo, con el alma puesta en cada copla, hubiera inventado otro tipo de cante único, porque aún sin inventarlo a todo lo que canta da su sello “El Perro de Paterna”.
En Andalucía la baja, aparte de que la historia y la leyenda están tan mezcladas que no sabemos muchas veces hasta donde llega cada una, hay en ocasiones que olvidarse de la realidad e imaginarse cada uno a su manera, el origen de las cosas. La petenera existe, su cuna parece aclarada, su origen...¿Quién sabe de verdad cómo fue su
origen?
Paterna es hoy un pueblo crecido en extensión, aunque no en censo. Parece que no pretende salir nunca de sus tres mil y pico de habitantes. Están, como decía un paternero grande, los cabales: ni necesitan más gente ni les sobra nadie. Este crecimiento en extensión ha ocurrido porque aquellos viejos patios de vecino, donde vivían hacinadas muchas familias, se han ido sustituyendo por casitas, con sala y dos alcobas -que dicen ellos- con su imprescindible patio y sus dos puertas. Todas las casas de Paterna tienen dos puertas, signo evidente de las ansias de libertad de sus moradores. Angustia del contrabandista que oía llamar a la "guardia" a su casa. Pero este crecimiento, aunque anárquico y sin planes urbanísticos, sino conforme ha ido pudiendo cada uno, ha sido un crecimiento sólido, hecho con dinero de emigrantes que fuera de nuestro país han vendido sus sudores. Emigrante que vuelve a venir porque sin el aire del “Visillo” no puede respirar. Quede bien claro, este Paterna crecido, de superior nivel económico y cultural -economía agenciada como hemos dicho y cultura por “impregnación ambiental”- es fruto del quehacer de cada uno. Nunca se le ha dado nada, a lo sumo un pasaporte y un contrato de trabajo en el extranjero. En el país han buscado la vida con su habilidad de raza despierta y han mantenido e1 empleo con su competencia.
Pero estamos hablando del paternero con edad laboral. Quedan los niños y los viejos, que en cierto modo participan de “esa vida” que el joven busca donde sea -¡de eso viven!- pero que no es muy halagüeño su futuro. Niño de Paterna que empiezas a pensar y ves tu futuro buscando peonadas donde puedas o tratando de conseguir un contrato de trabajo en e1 extranjero, no serán muy felices tus sueños. No verás muy claros tus proyectos cuando te des cuenta de las dificultades que te rodean. Viejo paternero, paternera curtida por muchos años de trabajo al sol caliente de los veranos implacables. Garbancera que has aprovechado muchas cabañuelas en" Los Arquillos", "El Chorreadero" o "Las Vegas". Hoy momias enjutas de corazón faraónico a las que mantiene vivas el temperamento. Viejas legendarias que nos recuerdan los nombres de "La Farola" , " La Oña" o ;,"La Carla" .Una como vosotras sería la petenera del cante. La que esperando a la muerte en la puerta de su cuarto, lloraba cantando. Porque el cante por petenera es llanto, lamento del pueblo herido y cansado de luchar. Resignado a la muerte sin saber lo que es la vida. Muriendo eternamente después de vivir muriendo.
Pensamos además que la petenera ha de sonar mejor en los silencios de las tardes de verano a la hora de la calina, o en los tristes atardeceres lluviosos del mes de los muertos. Pero sus ecos repetidos en "La Silera", “Fuente de la Cabra” o "El Toyo", porque sus escasas tierras todas saben de esos ecos lastimeros con que el paternero viejo, el de los tiempos de contrabandistas y mochileros, cuando no sabía que existían fábricas en Cataluña y Europa, cantaba sus penas y lloraba cantando. Eran los tiempos en que los límites de su mundo coincidían con los de su término municipal: “Cerrillo Jerez”, "El Gusmeo" y "Peña Bastida".
Paterna el de Cádiz, de Ribera, Rivera o de la Ribera, que nadie se pone de acuerdo al nombrarte. Naciste pobre porque no fueron generosos contigo tus fundadores. Se preocuparon tan poco de ti que ni tu apellido saben con certeza la mayoría, pues aún tienes un matasello en tu cartería rural poniendo "de la Ribera", cuando la Ribera más cerca que tienes es la del “Arroyo Lejos”. Tú sola, y por esas azarosas combinaciones que se dan en la vida de los pobres, has tenido hijos grandes: magníficos obreros, buenos artesanos, ilustres militares y hombres de ciencia que en su modestia han mantenido tu nombre con orgullo. Y cuando los perros de Calero han pasado a la historia y las aguas medicinales casi nadie se acuerda ni donde estuvieron, viene la petenera a recordar a las gentes tu existencia. Tu supervivencia a pesar de que no se te ha cuidado mucho para que sigas viviendo. Tu vigor para superar tanta mediocridad como te ha tocado soportar.
Esa "pena negra" lorquiana que forma parte de la leyenda del Sur, ese embrujo trágico que se respira en las historias de Andalucía, es la resultante de muchos Paternas. Pueblos que lloran cantando. Viejos locos que duermen al sol porque saben que despiertos es peor. Que mezclan en sus coplas sus sueños y vivencias y que de todo ello salen historias raras que sólo entendemos los andaluces.
Merece que los poetas hagan con tu historia una petenera clamante para que" El Perro" la cante siempre, porque si es grande la petenera, grande es también la cuna que la parió.
Diario de Cádiz, 19 de Mayo 1.978
Revista "El Alcaucil" Nº2 (1989)
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